Público asistente. Foto: María Olivera
El viernes pasado día 13 tuvo lugar una jornada que ojalá se repita en el futuro o se tome como ejemplo para organizar alguna similar. Y es que en la Facultad de Ciencias de la Documentación de la Universidad Complutense de Madrid se celebró un interesante seminario de trabajo del Grupo Bibliopegia dedicado a “El Libro Musical y su Edición”. Durante todo el día se habló de la edición no solo con la idea de «publicación por medio de la imprenta» (RAE) sino también a aquella producción de libros y documentos con técnicas manuales y artesanas, como la de los códices y manuscritos musicales, o informáticas.
La sala estaba llena hasta la bandera. Y es que, para los que nos interesa este mundillo, el cartel de especialistas que acudieron desinteresadamente a la llamada de la profesora Esther Burgos era muy atractivo. Pudimos escuchar a especialistas que abarcaron desde la producción de libros litúrgicos en canto llano y polifonía medieval, la imprenta musical en España durante los siglos XVII- XIX, la música en la Corte, la grabación sonora vista como la edición más importante de la música, o el panorama actual de la edición musical.
En un discurso organizado cronológicamente, que considero que ayudó a comprender a la perfección la evolución de la edición musical a los allí presentes, comenzó la jornada con las intervenciones de Juan Carlos Asensio (ESMUC), y Raúl Luís García (BNE). El primero, de forma muy pedagógica, explicó y enseñó a distinguir tres tipos de libros relacionados con la música y poniendo bellos ejemplos de cada uno de ellos: los libros notados pero no destinados al canto sino al aprendizaje (tratados, manuales…), libros de canto -que pueden contener o no notación musical (tonarios, salterios, ordines) y libros que contienen notación musical, pero que no necesariamente todos estaban pensados para recibirla en el momento de su elaboración.
Siguiendo con este tema, Raul Luís Gracía se centró en los cantorales o libros de facistol, sus usos, elaboración, características y peculiaridades, centrándose después en los que posee la BNE y en la aplicación que ha desarrollado esta institución para su descripción catalográfica. Por cierto, que casi todos los participantes alabaron y agradecieron la posibilidad que ofrece la Biblioteca Digital Hispánica para estudiar los manuscritos e impresos musicales de la BNE, fuente única y excelente para estudiar la edición y muchos otros aspectos de la música en España.
También de cantorales, aunque más tardíos, (ss. XVII-XVIII) nos habló la profesora Silvia Salgado, analizando diversos aspectos codicológico y conclusiones acerca de la factura que tienen algunos de los libros de coro de la de la época virreinal novohispana que posee la Biblioteca Nacional de México. estos libros, muchos de procedencia española como los realizados por Juan de la Mota entre 1602-1620, los está describiendo la Universidad Nacional Autónoma de este país, y están digitalizados y analizados en la web http://cantorales.iib.unam.mx/.
Menos codicológicas y más musicológicas fueron las intervenciones de José Luís Gonzalo (UCM), Adela Presas (UAM) y Víctor Sánchez (UCM). Respectivamente hablaron de la producción de libros de música y partituras según los usos y necesidades que tenía la corte española durante los siglos XV y XVI (ocio, propaganda real…) y cómo las imprentas se adaptaron a esta demanda incluyendo la música entre sus productos; la edición musical en España durante el siglo XVIII -la importancia de la Imprenta Real para la música, su producción no demasiado prolífica por su coste y por la existencia de importantes impresores que importaron sus ediciones a nuestro país- y de cómo la Zarzuela era editada durante el XIX y principios del XX.
Muy interesante es la investigación en la que últimamente anda inmerso José Carlos Gosálvez (BNE), acerca de la edición manuscrita de música. Como él mismo explicó, para algunos los términos «edición» y «manuscrita» son contradictorios entre sí, por lo que decíamos antes de que pensamos en edición como algo producido por medios mecánicos, masivamente y con copias idénticas, y que lo manuscrito es único e irrepetible. Pues bien, según Gosálvez la edición manuscrita, que convivió con la impresa, consistía en una serie de partituras y obras musicales que almacenistas y editores copiaban bajo demanda, ya que el coste de imprimirlas iba a ser muy superior al de los beneficios de su venta. Gosálvez asegura incluso que estuvo más presente que la impresa porque era fácil de copiar, se hacía bajo demanda, no entraba en competencia con las editoriales extranjeras y era muy consumida por los aficionados, público más interesante para los comerciantes. Ofrecidas a partir de pequeños catálogos, una de las hipótesis de Gosálvez es que las Bibliotecas abastecían a estos almacenistas: el cliente encargaba las obras del repertorio que ofrecía la tienda, el copista se dirigía a la biblioteca con ese pedido y las copiaba allí mismo para entregárselas al cliente.
En la tercera sesión se pasó de la más cruda realidad del comercio de la edición musical con Fernando Sanz (Ideamúsica ed.) a comentarios más filosóficos de por qué y cómo es este trabajo en nuestro siglo para Miguel Sánchez (Dairea ed.). Muy amena y casi acaparando el debate final fue la participación del director de orquesta José Luis Temes, que con el tema “La grabación sonora, soporte último del pensamiento musical” aboga porque sí, la partitura parece el documento musical por excelencia, pero que esta no es nada sin la grabación sonora, ya que un «papel» en si mismo no dice todo lo necesario ya que el fin último de la música es que suene.
Lo dicho: ojalá se repitan más seminarios como este, ya que dada la gran aceptación del público y los muchísimos temas que se podrían tratar, tendríamos contenido para mucho, mucho tiempo.
Filed under: Congresos, conferencias, jornadas... | Tagged: Adela Presas, Biblioteca Digital Hispánica, Cantorales, Conferencias, Congresos, Edición musical, Esther Burgos, Facultad de Ciencias de la Documentación UCM, FADOC, Jornadas, José Luís Gonzalo, José Luís Temes, Juan Carlos Asensio Palacios, Raúl Luís García, Silvia Salgado, Universidad Nacional Autónoma de México, Víctor Sánchez | Leave a comment »